Crisis
Humana: Somos la Causa y la Solución.
A lo largo de la historia de la humanidad, el
hombre se ha valido de su instinto de supervivencia y capacidad evolutiva para
tomar provecho de la naturaleza y su entorno. Sin embargo, debido a una
desmedida explotación y la pérdida de identidad, la sociedad mundial se
encuentra en una crisis de civilización, de sentido y de falta de rumbo
histórico. El caos en el que vivimos responde o es directamente proporcional a una pobreza
extrema y el degradamiento o agotamiento de los recursos naturales. Max Webber mostró
que la sociedad moderna se construye en base al pensamiento funcionalista y la
burocracia, él señala que vivimos de una manera desencantada con todo lo que
nos rodea, desde la política hasta las figuras futbolísticas más reconocidas a
nivel mundial. Después de leer el texto
de Leonardo Boff, Humanidades Hoy en
América Latina, cabe hacernos la siguiente pregunta: “¿Cómo podemos salir de esta
crisis?”, y la respuesta la conocerán a lo largo de nuestro ensayo, ya
que nuestro propósito es concientizar a las personas acerca de ésta
problemática para que seamos todos partícipes del cambio y la solución, pues
como lo expresó Boff: “si la crisis es global, la solución también
tiene que ser global”.
Para poder analizar esta problemática y
comprender mejor el significado de “humanidad”, remontémonos a la época
primitiva o prehistórica:
“Hace varios millares de
años, nuestros antepasados solían recolectar alimentos y cazar para comer, sin
embargo, ellos no hacían como los animales para sí mismos, sino que lo traían todo para el grupo y lo repartían
fraternalmente y cooperativamente entre ellos. Ese gesto es fundador de la
humanidad. Permitió el salto de la animalidad a la humanidad.”[1] Sin embargo, el mundo moderno no vive en
función de su comunidad o humanidad, sino que por el contrario, ponemos todo el
acento económico y social en uno mismo, de manera que hemos perdido el sentido
de cooperativismo y fraternidad.
Por ese mismo motivo, la sociedad se encuentra
en caída; poco a poco estamos destruyendo nuestra identidad y quitándole el
sentido a nuestro mundo. El autor recalca un hecho que está ligado a la ruptura
en la conciencia de la humanidad, el cual es el cambio irrefrenable de la
tierra. Debido a este, el planeta sufrirá de un calentamiento entre 1,8 hasta 4
grados Celsius (e incluso 6,4 grados en algunos sitios) lo que puede significar
que en los próximos 30 o 40 años se experimenten inmensas devastaciones en el
sistema de la vida. Según James Lovelock hasta el año 2050 o 2060 puede desaparecer
hasta el 80% de la humanidad. Exagerada o no, esa cifra es altamente alarmante
pues eso puede equivaler al peligro de extinción de la condición y raza humana.
Si nos ponemos a analizar, la gran mayoría de
las personas en la actualidad nos movemos más por instinto que por
racionalidad. “No sabemos ¿Quiénes somos?
¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuál es nuestro lugar en el conjunto de
los seres de la naturaleza? ¿Cuál es nuestra misión en este mundo?”[2]
¿Qué
debemos hacer para evitar nuestra destrucción?
Pues todo lo contrario a lo que venimos haciendo. Debemos empezar por reconstruir
nuestra historia, nuestro hábitat, nuestro hogar, en fin, nuestra realidad. Boff
nos dice que no basta con adaptarnos a la realidad y a la crisis que vivimos
cada uno de nosotros, sino que debemos refundar nuestro sentido de la vida
mirando más allá de nuestro pasar por este mundo y nuestra coexistencia como
seres humanos, para lograr que nuestro planeta Tierra y la humanidad puedan
tener un próspero futuro.
Tomemos como ejemplo a las
religiones. Anteriormente ellas, más allá de ser un dogma, representaba una
razón más de hacer las cosas correctamente y al mismo tiempo eran una guía en
nuestro camino y nuestras decisiones. Pero es tan grande el caos en el que
vivimos, que hemos matado a Dios[3]
con nuestros pensamientos y nuestras acciones. Ya Dios no tiene relevancia
social y esto ha significado una pérdida del horizonte utópico de la humanidad.
Boff Sugiere 4 retos para
poder alcanzar este objetivo, Estos son:
1)
Garantizar
el futuro de la tierra:
Estamos en un momento crítico de la
historia de la Tierra, en el cual la humanidad debe elegir su futuro. A medida
que el mundo se vuelve cada vez más interdependiente y frágil, el futuro
depara, a la vez, grandes riesgos y grandes promesas. Para seguir adelante,
debemos reconocer que en medio de la magnífica diversidad de culturas y formas
de vida, somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un
destino común. Debemos unirnos para crear una sociedad global sostenible
fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la
justicia económica y una cultura de paz. En torno a este fin, es imperativo que nosotros, los pueblos de
la Tierra, declaremos nuestra responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran
comunidad de la vida y hacia las generaciones futuras.[4]
Debemos cuidar de la naturaleza, ya que ella nos pertenece a nosotros y a
nuestras futuras generaciones.
2)
Garantizar el futuro de la humanidad:
Asegurar el futuro de la naturaleza no es
suficiente para garantizar nuestra subsistencia. El mundo sufre de constantes
cambios sociales, políticos y económicos; cambios buenos o malos. Debemos
asegurar el bienestar y promover una cultura de paz. Desafortunadamente, más
del 70 % de la inteligencia de la humanidad se utiliza en operaciones y
proyectos de guerra. Cuanto más se invierte en guerra, más nos acercamos a la
destrucción y el caos. Debemos ser partícipes todos de un cambio en la forma de
resolver conflictos.
3)
Promover
y garantizar la unidad de la familia:
La no unificación de las personas ha sido
una de las principales causas de guerra, destrucción y conflictos de diferente
índole, por eso debemos sembrar ideales de unión e igualdad. Solo cuando
reconozcamos a las demás personas como iguales a nosotros seremos capaces de
actuar de forma pacífica y correcta. Sería genial mantener a la familia humana
sentada alrededor de la mesa, disfrutando la generosidad de la naturaleza, en
casa como hermanos y hermanas.
4)
Garantizar
la singularidad e identidad de los países o las naciones:
La
gran riqueza de Latinoamérica, por ejemplo, es la biodiversidad, sin embargo,
en proporción con las riquezas de otros continentes, somos un país muy desigual
tanto en recursos hídricos como en flora, fauna y recursos económicos. Debemos
asegurar y saber distribuir esa biodiversidad. “Todo lo que existe merece
existir y todo lo que vive merece vivir”
Ya sabemos cuál es la crisis y como salir
de ella. Pero, ¿Qué hace falta? Voluntad es la respuesta correcta. No
hagamos de este texto una simple lectura más, sino que pongamos en práctica
todo lo planteado para salir de esta inmensa crisis y fortalecer la unión, el
amor y la igualdad humana. Todos somos
la causa, por lo tanto, también somos la solución. Estamos a tiempo para el
cambio, que estas ideas no queden plasmadas en el olvido, sino que constituyan
unas bases para transformar el mundo en el que vivimos en un sitio digno de ser
y estar.
BIBLIOGRAFÍA
Fecha de publicación: Abril 2007. Sin editorial.
[4]
Tomado
del foro web: http://www.leonardoboff.com/site-esp/proj/carta-terra.html el día 17/08/2014.
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